Rubia Encantadora Fetichista Es Muy Ardiente.

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Sophia era una mujer rubia de pechos generosos y cabello teñido de un brillante rubio platino. Llevaba años de casada con Mark, un apuesto hombre de negocios, y su vida sexual siempre había sido bastante activa y divertida.

Sin embargo, últimamente Sophia echaba de menos las sensaciones fuertes y la tensión erótica que solían compartir en los primeros días de su relación. Mark, sumido en el trabajo, parecía haber perdido el interés en la intimidad.

Sophia decidió sorprenderlo con una velada de role play para reavivar la chispa entre ellos. Se vistió con una sexy lencería negra, talones altos y un body de encaje transparente que dejaba poco a la imaginación.

Mark tardó en reconocerla cuando entró en la habitación. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, inundados de lujuria. ¡Estaba espectacular! Sophia sonrió, satisfecha, sintiéndose de repente muy poderosa.

He venido a reclamar mi recompensa, amo – dijo con voz ronca, arrastrándose hacia la cama.
Mark tragó saliva con fuerza, conteniendo el aliento. Sus manos temblaron al acariciar el cuerpo de Sophia. Sus labios se juntaron en un beso hambriento, lleno de pasión reprimida.

Mi lasciva sirvienta – musitó Mark, quitándole el body con destreza – Vendrás a cumplir todos mis deseos esta noche.
Sophia gimió, entregándose al papel. Mark la azotó suavemente con una fusta, siguiendo el delicioso juego. Alternaron el placer y la tensión, descubriendo y explorando cada rincón de sus cuerpos.

Alcanzaron orgasmos intensos y repetidos, saciando un apetito que creía olvidado. Al final yacieron agotados, contemplando aquel desastre de placer y pasión desbordada.

La habitación se convirtió en un escenario de devoción y entrega total. Habían recuperado las riendas de su sexualidad y el fuego de su deseo. Nada volvería a ser igual, y no lo querían. Dejarían que el placer guiara sus pasos, explorando nuevas facetas de su erotismo sin límites.

La noche fue el inicio de muchas otras, llenas dedescubrimientos y dicha. Su matrimonio jamás volvería a ser igual, y así lo preferían. Estaban destinados a explorar juntos los más prohibidos e íntimos rincones del placer.

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