Lucas, Daniel y Mark eran los tres mejores amigos del departamento de marketing. Trabajaban codo con codo en la oficina, pasando más tiempo juntos que con sus parejas.
Un día, cerraron la oficina mientras preparaban una importante campaña. Los nervios y la tensión de último minuto hicieron que el ambiente se caldeara de repente.
Daniel fue el primero en ceder. Se giró hacia Lucas y lo besó con urgencia, deslizando las manos por su torso. Lucas gimió, respondiendo al beso con igual pasión.
Mark los observó, embelesado, sintiendo que se le aceleraba el pulso. El deseo se encendió en su interior, ardiente e incontrolable. Se unió a ellos, acariciando sus cuerpos y sumergidos en la ola de placer que los envolvió.
Pronto, las ropas cayeron al suelo, abandonadas. Exploraron y saborearon cada centímetro de piel, descubriendo sensaciones prohibidas que los volvieron locos. Sus gemidos resonaban en la oficina vacía, cargados de lujuria y éxtasis.
Alcanzaron orgasmos simultáneos entre jadeos y suspiros, sintiendo el placer de fundirse en un solo cuerpo. Yacieron agotados sobre las mesas de reuniones, contemplando el desastre de pasión desenfrenada que los cubría.
Se miraron, sonrojados y sin arrepentimientos. Siempre fueron mejores amigos, pero su aventura los había convertido en algo más. Habían descubierto el deseo que anidaba en sus corazones, profundo y abrasador.
Nada volvería a ser igual entre ellos, y no querían que lo fuera. Habían traspasado límites y ahora sus corazones latían al unísono, sinceros y libres.
La oficina se convirtió en el escenario del inicio de una historia prohibida y apasionada. Tres almas unidas, como siempre deberían haber estado. Eran libres de amarse en silencio, y así lo harían, custodiando el secreto de su amor en cada beso y caricia.
Sus vidas da un vuelco total aquel día, encontrando el amor en el lugar menos esperado. Y no lo cambiarían por nada.